Economía

¡Boom! Bubble crash

¡Boom! Bubble crash

“La memoria es una experiencia sustituta, en la cual se da todo el valor emocional de la experiencia actual sin su tensión, sus vicisitudes y sus perturbaciones” John Dewey.

Poder, esa facultad y condición de hacer determinadas cosas por no haber nada que nos lo impida, ahí es donde se encuentra el peligro, en si ejercemos dicha responsabilidad de forma incorrecta. En teoría, está en nuestro poder proceder. Pero debemos preguntarnos cuándo ejercer las cosas que están en nuestro poder, y cuándo no. Nuestro primer instinto como seres humanos suele ser actuar, ejercer dicho poder. Hoy, queridos fieles lectores, les planteo la pregunta de si es correcto ejercer un poder simplemente porque podamos usarlo. ¿En mi opinión? El poder no es nada sin autoridad, pero menos sin legitimidad.

Siempre he mantenido que disciplinarse para hacer lo que sabemos que es correcto e importante, aunque sea lo más difícil en infinidad de ocasiones, es el único camino hacia el orgullo, la autoestima y la plena satisfacción personal. Para mi piel la adversidad ha sido sin duda el mejor aliado del éxito, pero el camino fácil suele imperar para la inmensa mayoría en esta vida, puesto que al fin y al cabo muchas personas predican con hipócrita e infundada vanidad el valor del sacrificio, y se retiran a la primera de cambio.

Querer no es poder, señores, y un intento vago para lograr el éxito parte, casi siempre, de la ilusa creencia de aquel que considera que podrá conseguirlo simplemente por creerlo. Y así se generan las crisis, bajo esa inquietante convicción del rebaño social acerca de diferentes manías que nos hacen vivir atónitos y al margen de la realidad de las cosas, ocultas entre tumultos y rumores, que nos alejan de lo efectivo.

Hoy, Mr. Market ha desafiado nuevamente la supuesta razón que justifica las conductas grupales, a través del estallido de las múltiples burbujas que los bancos centrales han creado con el simple argumento de aplazar el problema, lo cual he advertido en innumerables ocasiones en esta, mi tribuna de opinión. El estallido de la burbuja de las criptomonedas, la renta fija y la disrupción, pone fin al ocaso de los pseudo dioses adinerados que se forjan tras cada burbuja, es tradición.

Entre otros, casos de corrupción como el denominado «nuevo Buffett» por las elites subvencionadas de Washington (Sam Bankman-Fried), o la amenaza de quiebra de Twitter por parte del excéntrico Elon Musk tras gastarse la friolera de 44.000 millones de dólares en su nuevo capricho, mientras los ilusos accionistas de Tesla han visto ya desaparecer el 60% de su fortuna, ¿qué tal, eh? Así como las temerarias conductas de Cathie Wood, promediando brutalmente a la baja cuál novata del trading, más apresurada en reconquistar su popularidad que en tocar con sus pies el suelo.

Y es que, cuando la sinrazón se apodera del mercado, admito que mi mayor virtud es tener férrea fe en mis propias convicciones. Algo distinto es cuando el sentido común vuelve a apoderarse de mi querido Mr. Market, y es ahí cuando puedo encontrarme a mí misma, a mi trader más salvaje y apasionada, probablemente en el dolor más intenso de la ignorancia bursátil es cuando más a mis anchas bailo.

Y hablando de mercados, ¡ojito! que empiezan a anticipar la victoria de la FED para con la inflación debido a aquello que llamamos hacer lo correcto, es decir, provocar una recesión económica a pesar del colosal coste social que de ello derive y de las consecuencias que tenga sobre el mercado laboral, la producción y por ende, sobre la demanda.

Este debilitamiento económico incidirá sin duda alguna, tal y como hemos conocido en la lectura de las actas de la FED de noviembre, en que la FED comience a moderar su política monetaria. Este hecho ha provocado un renacido interés en los mercados de deuda, en el tesoro americano y en aquellas empresas que más puedan beneficiarse de una estabilización de los tipos de interés. Y ahí pongo parte de mi foco.

Así lo hemos visto a través de una inusitada brusquedad en el desplome de los precios de la vivienda americana, que han caído con tanta intensidad como la vivida en 2008, algo que si bien es cierto todavía no está siendo acompañado por los precios de alquiler, que a la postre son el mayor componente del IPC. La caída del precio de viviendas nuevas es sin duda un indicador adelantado de lo que se viene para los precios del alquiler, una vez que la subida de tipos de interés ya haya desplomado la demanda de inmuebles.

Por norma general, el desplome del precio de la vivienda precede a la caída de los alquileres en 2 ó 3 trimestres. Otro punto importante que me hace ver cerca el fin de la inflación es el mercado laboral, que si bien sigue siendo asombrosamente dinámico en Estados Unidos, empezamos a observar síntomas de desgaste como la caída en ofertas de empleo.

Estos factores, junto con la estacionalidad de los precios de la energía, podrían llevarme a considerar que el impacto de la política monetaria de Jerome Powell ya está causando efectos positivos en una economía que parece podría finalmente terminar con una suave recesión al calor del estallido de las burbujas de la FED, y por supuesto con permiso de China y Rusia, que indiscutiblemente formarán parte o culpa de que esta recesión termine siendo suave o grave.

Sin embargo, como le he venido explicando en mis últimas tribunas semanales, las fuerzas inflacionistas estructurales siguen actuando y ello me hace pensar que estos factores puedan impedir un fácil retorno de la inflación al nivel del 2% con el que sueñan los queridísimos bancos centrales de las economías avanzadas. Más bien yo les sugeriría que deberíamos pensar que la normalidad de la nueva economía está más cerca del 4%, que no del dichoso 2%.

Y es que a veces la memoria es traicionera, amigos míos, y mucho más cuando sabemos que es una experiencia sustituta, en la cual se da todo el valor emocional de la experiencia actual sin su tensión, sus vicisitudes y sus perturbaciones, algo que no me negarán que nos permite abstraernos del mal provocado por situaciones adversas pasadas para comprender mejor el hoy, a través de la maravillosa experiencia. Y dicha experiencia nos ha bendecido con la enseñanza de que esta vida es pura evolución, pura adaptación al dinamismo del entorno, pura supervivencia, y puro peligro. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.

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